Odio los días nublados, los que hace frío y puedo hacer corazones con la inicial de su nombre en el vaho de la ventana ; sinceramente, odio el tiempo, nunca para, no se cansa de cambiar, primero primavera, después verano, otoño y finalmente el invierno; con todo esto cada refrán que hay ya no se cumple, ni en abril llueve, ni en invierno nieva, por no decir, que en verano no hace calor. A lo que iba, odio los cambios, no solo de tiempo, si no los cambios de humor; ¿que hacemos las personas para tener cambios de humor? mejor dicho: ¿que hacemos para ser autores de los de otras personas?, sinceramente no tengo ni idea, pero me gustaría saberlo; el porqué de los cambios, ag cada vez me parecen más absurdos; en cambio las personas que no tienen cambios son realmente aburridas, podría pasar delante de ellas y ni enterarme de que están, son transparentes, vacías, sin alma. Pero creo que en todo esto la que verdaderamente es rara son soy, o quizás solo me guste lo estable pero loco, lo movido pero que sepa quedarse quieto, lo real pero con un punto de ficción; por lo que tengo una frase por la que he guiado mi vida <<no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy>>.
Ahora me gustaría tener una gran tazón de leche con cacao relleno de cereales delante de mis pequeñas manos, sentada en la hierba mojada del jardín y como no, mirando las estrellas; quizá ellas tengan una respuesta a mi pregunta, quizá son las únicas que pueden entenderme; ¿no os pasa que cuando miráis al cielo sentís libertad? Libertad en estado puro, real. Una libertad incapaz de pagarse con todo el oro del mundo e incapaz de morir bajo millones de bombas. Por esa libertad es por la que todos los niños deberían rezar cada día, por la libertad de vivir, de ser quien quieras ser, y sobretodo, de cambiar o no, sin depender del tiempo que haga.
